Bello, Antioquia, Colombia.
Sábado, 11 de febrero de 2012
00:18
El motivo de esta misiva sin mucho futuro es simple: estoy harto de sentir sobre mis espaldas, y también en forma de tensión sobre la boca del estómago, la llamada deuda histórica hacia la mujer. Yo no tengo ni con qué pagar los servicios públicos, mucho menos voy a poder pagar siglos y siglos de desigualdad por cuenta de tantísimos antepasados de todas las personas (me niego a utilizar ese vicio de todos y todas, no sólo por no sacrificar la fluidez de la misiva, sino porque además de no pagar ninguna deuda escribiendo ambos géneros en cada artículo, pienso que terminaría separando hasta en el discurso a las mujeres de los hombres como si no hicieran parte del grupo humano principal: el de las personas o, para quienes sientan más comodidad con los lenguajes filosófico-psicoanalíticos: el de la subjetividad -¿cómo sonaría los y las sujetos y sujetas?-).
Luego de este largo paréntesis, continúo con mi imposibilidad de pagar ninguna deuda, y mucho menos histórica. Además de que no he sido partidario de patriarcados, ni matriarcados, y teniendo en cuenta que la exclusión femenina se dio bajo el patriarcado ejercido desde la política y la iglesia, más que todo católica; y como yo no soy ni político ni sacerdote, me parece injusta esa presión sobre la boca del estómago y esa tensión sobre la espalda. Es más, mujeres, si hay tipos buenas papas con ustedes, somos precisamente aquellos a quienes ustedes más les martillan ese asunto de la deuda histórica.
Si la deuda histórica es no poder hablar con libertad, sino bajo la estricta autovigilancia (por no decir autosensura) que imprime el "enfoque de género" (además de lo enredado que es a veces
-pues si ustedes mismas se pegan unas enredadas tremendas-). Un "enfoque" bajo el cual los hombres no pueden ya decir nada porque las mujeres hablan y mandan a callar, interrumpen a los hombres, y además de todo, no les vuelven a dar la palabra aunque se les entuma la mano de mantenerla levantada...
Si el "enfoque de género" es cobrar la deuda histórica, entonces prefiero que crean que soy un enemigo de sus feminismos, porque mi postura es muy diferente. Estoy hablando desde aquí y desde ahora, considerando la necesaria justicia y equidad de los géneros, pero manteniéndome lejos de las posturas revanchistas que muchas veces prosperan subliminalmente hasta en reuniones corporativas donde, ya se sabe, hay mujeres muy inteligentes y muy bien preparadas, las cuales con toda seguridad tienen claro (intelectualmente) que el "enfoque de género" no es eso de cobrárselas con los hombres de ahora por los maltratos y las exclusiones de los hombres de antes, sino que mira la realidad actual y lucha porque esos maltratos y exclusiones no se perpetúen. Y sin embargo, a pesar de esta claridad (insuficiente por ser más que todo intelectual) suceden, como ya dije, subliminalmente (por no decir la trillada expresión psicoanalítica), varias actitudes y tendencias que niegan esa "claridad" de manera tajante (física y corporalmente, a través de las actitudes y los gestos).
Hermosas, quiero que tengan claro que no soy un enemigo, sino un loco que dice lo que piensa y observa. Por favor, pónganse atención, tal vez puedan asentir mis observaciones o desmentirme. Ojalá me desmientan con sus actitudes y gestos. Gracias por la atención prestada.
Atentamente,
Ex Ácaro 2 y Átomo anatómico 1.
Actualmente, TDAH 3