lunes, 20 de diciembre de 2010

Son muchas cosas las que he venido pensando durante el tiempo que llevo de experiencia en protección del Bienestar Familiar. Tantas, que no sé por donde comenzar. Tengo en mente ir sacando lo que vaya haciendo figura. Lo primero que encuentro es mi opinión acerca de las actitudes que toman los defensores de familia y las trabajadoras sociales que llevan varios años de graduadas. A veces, también, algunos directores de instituciones que brindan protección y, en general, los profesionales del ámbito social que llevan varios años de experiencia con el Bienestar Familiar. Hay una forma de pensar y de decir las cosas que se va pegando... Es como un estilo que tiende a condenar y negar toda posibilidad de cambio, un mood cargado de desconfianza en los procesos que desactiva las actitudes personales que facilitan los cambios. Pienso que si una persona no considera apta a otra para aprender, cambiar o desarrollar alguna destreza o condición, por puro ahorro de energía deja de "perder el tiempo tratando con ella". Nadie gasta en lo que no cree.

Y es tanto que estos profesionales cuyas carreras han desarrollado técnicas para aportar condiciones favorables a los cambios positivos en las personas, a pesar de ello, se convierten en otra cosa. Dejan de buscar los cambios y de aportar las condiciones favorables a los mismos y se convierten en una macabra especie de periodistas del malestar, registrando en sus informes las desgracias del país y, a veces, produciéndola y reforzándola, convencidos de que criticar y condenar es lo mejor para cambiar una mentalidad desarrollada durante todo un proceso de vida enfrentando las dificultades económicas y sociales de un país lleno de contrastes en el que la brecha socioeconómica en vez de cerrarse se amplía; una mentalidad que en medio de tantas dificultades ha sido útil para sobrevivirlas. Entonces, la "técnica de choque" como le llaman a lo que hacen con sus actitudes, convencidos de que es lo mejor que pueden hacer, al desconocer todo este recorrido histórico, al negar lo que hay de base en la mentalidad desarrollada por las familias de los estratos socioeconómicos más bajos, según la cual, las cosas que hay que hacer siempre comienzan con frases semejantes a un tímido "voy a ver si puedo...", todas ellas cargadas de frustración y desesperanza. Aquella técnica de choque que no se da cuenta del tan insistido comienzo de frase: "voy a ver si puedo...", en vez de generar un cambio primordial en el proceso, lo que logra, además de rabia, actitudes defensivas y alejamiento por desconfianza en los profesionales, "tan huraños".

Y si la actitud no fuera coherente con toda esa historia de frustración que ha engendrado la mentalidad del "a ver si puedo" -ya que confía en el choque, pero no hace contacto con todo lo que hay en el fondo-, si la actitud no fuera, pues, una especie de complemento de todo ese complejo, una especie de continuación de esa historia de frustraciones y en vez de eso realizara el primer cambio y lograra contacto con todo lo que hay de fondo: la utilidad de esa mentalidad, los intereses de la persona a la que se pretende orientar acerca de las acciones que tiene que efectuar para lograr un integro de sus hijos al núcleo familiar, la historia de frustraciones y dificultades en la que hay tanto victorias como derrotas, los aspectos positivos que hay que reforzar. Si la actitud reconociera estos aspectos y lograra contacto con todo el fenómeno, encontraría menos resistencias y lograría más eficazmente sus objetivos, sin perder la libertad estratégica que un profesional como el defensor de familia necesita para tomar decisiones frente al caso en cuestión.

3 comentarios:

  1. Apenas terminé de escribir la entrada, me dí cuenta de que me estoy alejando de la definición del Blog: hacer contacto con la teoría... Entonces, casi mecánicamente dí click al blog Guestáltico que sigue Juanito y me dí cuenta de la relación de contacto con la teoría. La cosa es que hay una semejanza en la actitud de la trabajadora social medio vieja guardia y la defensora con la actitud clínica del experto psicoanalítico que sabe cuál es el proceso por seguir, sin necesidad de hacer contacto con la persona a la que asesora. Tan sólo necesita una teoría que le permita leer en el caso lo que hay de problemático y poner a funcionar los dispositivos que tiene a mano. Si encuentra dificultades las clasifica como resistencia y busca medios cohercitivos para vencerlas.

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  2. Estimado Emilio, puedo notar que la realidad de lo que en este país se contempla en materia de Protección y Restauración de Derechos Humanos también te ha dado una bofetada. Yo sufrí hace un año ese impasse, no vía terapéutica como sería lo ideal en términos de Perls, pero déjame contarte mi sentrir con respecto a dicha experiencia: Encontrarte con otros profesionales que, tal cual lo describes, prefieren segur la corriente de los dinosaurios que aún continúan devengado unos salarios totalmente inmerecidos mientras que aquellos a "quienes ayudad" se mueren de hambre. Personas con tal grado de renuencia al cambio, pulmones anquilosados de fumarse el dinero público y sellando historias de vida como si fueran simplemente pedazos de papel sin importancia, digo pulmones anquilosados porque además de apestar a mal humo de tabaco se niegan con todas las fuerzas de su ser a escuchar ideas oxigenadas que pueden de alguna manera sembrar esperanza y hasta alivio a más de una familia.
    Proyectos falsamente disfrazados de causas ajenas, cuyos ejecutores ni siquiera perciben la importancia de títulos como "Pedagogía Vivencial" y promulgan a los cuatro vientos un saber que ignoran, pero tú mi Emilio también sabes a que me refiero. Personas que se creen profesionales simplemente porque se tragan entero el cuento de que eso dice el cartón que cuelgan en la pared principal de sus oficinas.
    He tenido la oportunidad estos últimos meses de conocer algunos de estos personajes mitológicos, no en el sentido heróico sino por ver cómo se creen semidioses, portadores de la Ley, de la Palabra, del Poder... del Joder diría Yo.
    Pero mi Emilio, esto no es más que un sentir pasajero, ya que al conocer a estos dignos representantes de Instituciones como Bienestar Familiar, he podido darme cuenta -de manera amarga a ratos- de que lo que debemos hacer es no es seguirle la corriente a esta parranda de monosabios. Lo que debemos hacer es continuar con nuestra noble labor de enseñarle a nuestros niños y niñas a tener una buena comprensión -dulce-amarga- de su contexto, enseñarles en estas lecturas de lo cotidiano a que deben aprender a leer entre líneas para evitar ser engatusados y manipulados. Promover lecturas en nuestros niños y niñas que les ayuden a desarrollar un sentido crítico y proactivo frente a sus situaciones de vida. Evitar enseñarles esa dinámica hermosa, disfrazada de Dama rosada, que enseña a mostrar la palma de la mano en actitud de miseria. enseñarles a escuchar y comprender que cuando te prometen "trabajar, trabajar, trabajar" o "más trabajo, más trabajo, más trabajo" simplemente de están dando más de lo mismo, "más miseria, más miseria, más miseria", "más hambre, más hambre, más hambre", "más pobreza, más pobreza, más pobreza".
    En resumidas cuentas mi Emilio, necesitamos continuar en contacto, así sea virtual para continuar explorando más opciones relacionadas con pensamiento creativo y desarrollo de potenciales, para hacer de estos chicos y chicas, agentes activos de cambio.
    Es urgente.

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  3. Es verdad, Juan, hay que cuidarse de la resignación y cultivar en lo que apenas está creciendo, porque en los árboles torcidos no se puede sino colgar hamacas y cortarlos cuando se pueda. Hay que trabajar con lo que está en formación y con lo ya 'deformado' hay que podar lo que se pueda.

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